Corre la sangre como un río mortal
mientras continúa la banda con sus sones,
y un ahogado silencio en las gargantas del público
presagia la gravedad de la fatal herida.
mientras continúa la banda con sus sones,
y un ahogado silencio en las gargantas del público
presagia la gravedad de la fatal herida.
El blanco y el oro se tiñen de rojo
y la arena seca devora los flujos;
en tanto la tarde apaga su brillo
dejándole paso a la noche más negra.
y la arena seca devora los flujos;
en tanto la tarde apaga su brillo
dejándole paso a la noche más negra.
Autor: Jorge Horacio Richino
Buenos Aires, 19
de marzo de 2007
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